jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Una imagen vale mas que mil palabras?

Durante el 20 y el 22 de noviembre de 2013, se realizaron las III Jornadas de Jóvenes –y no tan jóvenes- investigadores del Valle del Duéro. En el trascurso de las mismas, se convocó el II concurso de Fotografía arqueológica Zamoraprotohistórica, iniciativa que nos pareció excepcional, tanto por su simpleza, como por su objetivo en las mismas: 
“…Queremos conocer cómo ha sido vuestro verano excavando, cómo trabajáis, queremos que enseñéis al mundo ese amanecer o puesta de sol desde vuestro yacimiento. También nos puedes contar qué yacimiento arqueológico has ido a ver el fin de semana dejando constancia de su estado de conservación. La fotografía denuncia también es válida, así como cualquier aspecto relacionado con la arqueología. Buscamos algo original, creativo, un punto de vista diferente. En resumen, fotografías sobre el mundo de la Arqueología[1].

Bien, a la gente de A.(R)E.A. nos llamó la atención la poca participación que había tenido -12 participantes, entre los que nos incluimos- siendo el concurso a nivel de red social, y sabiendo como nos gusta a todos colgar fotos en diferentes acciones, ya sea de índole arqueológica como de nuestro día a día; lo siguiente que nos llamo la atención fueron las fotos. No vamos a entrar si eran buenas, malas, regulares o que. Juzgad cada uno, comentarlas y opinad. https://www.facebook.com/zamora.protohistorica/media_set?set=a.10201880196560692.1073741832.1656826009&type=3&__rev=1024226

Nosotros dejamos nuestra pequeña pieza, en nuestro estilo, siempre diferente, distinto, crítico y creativo hacia nosotros mismos y hacia el mundo en general. 
Realizamos, como supondréis, una acción de  A.(R)E.A. -.Acción (R)Evolucionaria Arqueológica.-

                                                                                     Foto enviada al Concurso 

Lo que nos llamó la atención de las fotos -aparte de su número- es que se vieron pocas excavaciones, poca gente trabajando, pocos perfiles, poca gente durmiendo en una carretilla, pocos claroscuros de gente picando al atardecer en plan en busca del arca perdida, pocos estratos limpitos, pocos días lluviosos donde es imposible picar y menos palear, poca foto de gente en bañador y bikini, poca gente roja y sonriendo, poca sigla de cerámica infesta, pocos huesos, pocos animales, pocas fotos de grupo, poca crítica, pocos bares,….en general, poca cosa.

Hace unos meses, planteamos desde nuestra versión más seria, una muestra fotográfica sobre los escenarios actuales donde trabajamos/pasamos horas la gente que se dedica a esto: La oficina de casa, los despachos robados al salón, las habitaciones que no han visto el sol,… Tuvo poca acogida, la verdad, pero tampoco se le dio ninguna publicidad ni nada por el estilo.

                    Tipología básica de oficina: papeles, libros, ordenador, cerámica reutilizada de cenicero, cosas varias,...

Incluso desde Apadrina un Arqueólogo, mucho compañeros nos mandaron su foto con el merchandising oficial, ya fuera en una excavación como en cualquier otro sitio. Incluso los playmobil´s de JAS http://jasarqueologia.blogspot.com.es/ salían en situaciones parecidas.

            
                                              El gran Quino y la bella Sveta (como cambia el modelo masculino al femenino)

Por este hecho, creemos en las posibilidades que estas iniciativas pueden tener para el desarrollo, valor social, conceptual de nuestra ciencia. Solamente tenemos que saber utilizarlo. Parafraseando a Pablo Aparicio Resco,  “…es una herramienta mas, no un fin”.[2] 

Por eso, planteamos esta serie de fotografías, basadas en dos obras impresionantes. Por un lado, una adaptación de la obra de René Magritte “El hijo del Hombre” de 1964 y reubautizada como Uniones temporales de afinidades eternas, creada en las conclusiones del sOpA´13; 

                                                 Uniones temporales de afinidades eternas (2013)

Y por otro lado, una adaptación de la obra de Meret Oppenheim “Ma Gouvernante” de 1936, titulada Mon dernier archéologue.

  Mon dernier archéologue. (2013)

Dos arboles dentro de un bosque de posibilidades. Al Final va a tener razón la gran institutriz galega[3], esto va a ser arqueosofia,…  

Sabemos que no tenemos edad para ir a una excavación de verano –y podríamos volver al debate si se debe pagar o no por ir,…- y tampoco sería bueno que le quitáramos la oportunidad a toda esa gente que su primer contacto con la arqueología es por esta vía, pero si nos cogiera algo más jóvenes, y la posibilidad que dan ahora las nuevas tecnologías, haríamos bastantes fotos, eso seguro. Pero como no somos tan jóvenes, y siendo parte contratante de una parte de todo este gran mercado infesto que fue durante años la arqueología de empresa, sabemos y hemos vivido todo –y digo todo- lo que se puede y debe hacer en una excavación.

Seguro que Neil Macallister tiene alguna foto de esas que harían tambalear alguna catedra[4].

Si los jóvenes investigadores no tienen las mismas –o parecidas- experiencias que hemos tenido nosotros, nuestro futuro será igual que nuestro pasado, ruinoso. 
Por eso, porque lo hemos vivido, podemos ahora hablar. Esta muy bien ser políticamente correcto, pero como desde A.(R)E.A. no lo somos, podemos parafrasear a Estanislao Figueras:

 “Señores,..(…)… ¡Estoy hasta los cojones de todos nosotros!”        

A.(R)E.A. -.Acción (R)Evolucionaria Arqueológica.-