“Cada cosa tiene su belleza, pero no todos
pueden verlo”
Confucio
La belleza de lo cotidiano.
Como siempre que llegan estas fechas, la gente de A.(R)E.A.
suele aprovechar para desconectar, ponerse al día de lecturas –si les dejan- e
irse al campo a disfrutar del silencio, ya que al no tener este colectivo
fervor religioso, estos días de recogimiento espiritual nos sobrecogen. Como no
nos gustan esta fechas, pues no las seguimos, no las vemos y nos da un poco
igual lo que pase durante esos días.
Al ponernos al día con las lecturas -hecho este
que deberíamos hacer cada dos semanas- pudimos leer ciertas ideas que llevan
una larga temporada rondando por todos los debates y charlas en las que tenemos
la oportunidad de tener. Si, queridos lectores, volvemos a preguntarnos por el
futuro de la arqueología? O por la llegada de los romanos a Canarias?[1]
Que Pompeya se habrá encontrado en estos días?[2]
No, pero algo parecido, como son las
trasformaciones acaecidas en nuestro horizonte, y la proliferación de talleres,
no solo de arqueología experimental, sino de ámbito “didáctico”, donde muchas
personas, o parafraseando a MOYA, “…Un buen número de estas personas
provenían de la arqueología comercial, sector que practicamente ha contemplado
su propia desmantelación en los últimos años como producto de la apuesta
neoliberal de este ámbito profesional por el mercado inmobiliario”[3], se
han pasado a realizar una serie de actividades sin tener ni la menor idea del
público al que van dinamizar. Curiosamente, esta apreciación nuestra, va pareja
a la que observó nuestro amigo José, sobre otro de nuestros temas fetiches, la
socialización del Patrimonio.
“El
desmoronamiento de este nicho de empleo ha generado una reconversión de
numerosas empresas y trabajadores/as, que han visto un foco de recursos económicos
en esto de la «socialización del Patrimonio» y ahora enfocan toda su actividad
empresarial en esta dirección sin reflexionar sobre lo que realmente significa
tal cosa. No me parece mal esta reformulación profesional, pero si creo que al
trabajar con vecinas/os, este cambio debe hacerse desde un punto de vista
comprometido, honesto y respetuoso. Los/as profesionales que trabajan con el
Patrimonio no deben crear proyectos en los núcleos rurales creando falsas expectativas
económicas y sociales y después abandonar sus proyectos, con lo que ello
conlleva. Basta con que prestemos atención a los numerosos trabajos
desarrollados durante la primera década del siglo XXI que han sido financiados
con dinero europeo –especialmente fondos Leader– centrados en la excavación,
restauración y creación de centros de interpretación de yacimientos arqueológicos.
Gran parte de estos proyectos han quedado abandonados. Esta situación viene
motivada, entre otros factores, por la incapacidad de muchos ayuntamientos de
las zonas rurales para asumir los costes a largo plazo que motivaban este tipo
de proyectos. Si queremos ser técnicos del Patrimonio sin ningún tipo de
implicación social podemos hacerlo, nadie obliga a lo contrario. Pero si se
pretende implicar a la comunidad hay que hacerlo de manera honesta. Y lo que si
se transmitió de algunas de las charlas es que en determinados casos,
efectivamente, se buscan subvenciones de manera indiscriminada y sin contemplar
las implicaciones que estos proyectos tienen para con las comunidades locales”.[4]
Como me gusta compartir ideas, y más si estas ideas las
comparto [sic]. Y si, igual que opina SEÑORAN sobre esto de la socialización,
podemos extrapolarlo al tema de la didáctica en Patrimonio, aunque a nosotros
no nos gusta hablar de didáctica, sino de Interpretación Patrimonial Didáctica.
En este sentido, rescatamos las palabras de Rodriguez Temiño,
que nos dejó un día cualquiera en una red social. Parece un simple comentario
–que lo es- pero que incide de manera brutal en un tema, del que deberíamos
entrar a comentarlo en siguientes entradas al blog.
“Didáctica de la arqueología y machismo.
Lo que
empezó como una sospecha, afianzada en algunos comentarios con personas
implicadas en actividades didácticas informales (excluyo toda la educación
escolar) relacionadas con la arqueología o el patrimonio arqueológico, creo que
podría externalizarse en un debate. Me parece indiscutible que este tipo de
actividades está fuertemente caracterizado por un componente de género, es
decir hay más mujeres que hombres dedicadas a trabajar estos
temas con niños. En sí mismo, este dato no tiene por qué ser negativo ni
positivo, pero el problema es que esconde actitudes claramente machistas.
Todo parte de una infravaloración de estas actividades frente a otras con una supuesta mayor carga de protagonismo (dirección de excavaciones, realización de informes...). Para estas últimas, la preparación y la competencia profesional parece indiscutible, mientras que "estar con niños" no precisa (según esta visión) ningún componente intelectual; basta con el tradicional "instinto maternal".
Todo parte de una infravaloración de estas actividades frente a otras con una supuesta mayor carga de protagonismo (dirección de excavaciones, realización de informes...). Para estas últimas, la preparación y la competencia profesional parece indiscutible, mientras que "estar con niños" no precisa (según esta visión) ningún componente intelectual; basta con el tradicional "instinto maternal".
Esta visión, subyacente e inconsciente, no solo
tiene un componente machista, sino que también adolece de una concepción
errónea y nefasta de la educación informal y revela que profesionalmente
todavía no estamos a la altura de las exigencias sociales.
Esta es mi opinión, claro. El hecho de que en
el ámbito teórico de la educación informal aplicada al patrimonio y a la
arqueología haya hombres, no creo que afecte a mis conclusiones, ya que se
trata de personas que se dedican a la teorización y no a la práctica y
provienen del ámbito universitario y museístico. Se admiten otros puntos de
vista”[5].
En estas líneas no vamos a entrar
a pensar si verdaderamente hay una cuestión de género en la didáctica
patrimonial, pero las palabras de Ignacio nos ha hecho que esta pregunta
sobrevuele nuestras próximas apreciaciones de este mundo. Bien, después de leer
a Ignacio -que siempre nos hace pensar digámoslo de paso- nos quedamos con unas
palabras, destacando infravalorado y
concepción nefasta de la educación
informal. No podemos estar más de acuerdo con esta visión, e incluso
creemos que hace falta más preparación para andar con niñ@s que dirigir
proyectos. A las pruebas me remito. Solo hay que ir a un servicio oficial de
patrimonio de cualquier Junta, Xunta, Generalitat u organismo oficial para
darnos cuenta del nivel de los informes[6].
Hay informes y memorias que deberíamos reescribir, repensar o directamente
quemar.
Pero bueno, volviendo a nuestro
tema del post, que no era otro de hacer actividades, y en este caso, basándonos
en la belleza de lo cotidiano,
decidimos plantear un proyecto que nos lleva rondando bastante tiempo en
nuestras cabezas, y no es otro que hacer talleres didácticos pero basándonos en
concepciones teóricas, acertadas, empíricas, lúdicas y coherentes, con una base
adecuada y queriendo trasmitir un conocimiento, y no edulcorando la actividad[7].
Por tanto, nos es grato enseñaros lo que
pudimos hacer en una semana que pasamos en el campito, con la ayuda de nuestras
familias y con las notas y ayudas tomadas de amigos y colegas[8].
Esto no deja de ser una prueba de una actividad, la cual la tendremos que
cambiar, adecuar, flexibilizar para poder realizarla con público, tanto púber
como personas adultas. El taller que nos planteamos es la de realizar pintura sobre tabla, a la manera más
medieval -¿artesana?- posible. Nuestra intención era buscar materiales
cotidianos, accesibles, y realizar una práctica que después la podamos extrapolar
a un contexto concreto, enseñando y acercando un patrimonio olvidado o
sencillamente, no expuesto ni explicado[9].
Los materiales necesarios para
ello son muy normales y los podemos conseguir fácilmente. Primeramente una
tabla -nos vale cualquiera que tengamos por casa, también nos valen aquellas de
los palés de trasporte; cola de conejo, cal apagada, papel de lija, pigmentos naturales,
y unos huevos. Bien. Después de conseguir los materiales, buscaremos un lugar
donde estar tranquilos y empezar con nuestra dedicación, en la cual
invertiremos alrededor de un par de días, o más.
Como primer paso, cogeremos
nuestra tabla y la lijaremos de manera profusa, es decir, de manera abundante
dejando una superficie lo más lisa posible[10].
Cuando la tengamos, pasaremos a la siguiente acción.
Vista de la tabla después del
lijado.
A continuación, pasaremos a darle
una primera capa de imprimación a la madera, utilizando la cola de conejo.
Nosotros con anterioridad, hicimos nuestra propia cola de conejo[11],
despellejando al susodicho animal, dejando salar su piel y cociendo los restos
para realizar la cola. Después de varias semanas dejando secar, disponíamos de
varios fragmentos de piel[12]
y de unas laminillas de cola de conejo natural y artesana. La cola de conejo[13]
se consigue cociendo los restos de tendones, piel, órganos inclusive y todos
aquellos trozos -que no podamos utilizar para la alimentación- durante un largo
periodo de tiempo a fuego lento. Después de cocerlo, la pasta resultante se
deja secar a temperatura ambiente sobre algún tipo de molde de plástico,
cubitera, etc,….durante el tiempo que creamos conveniente. Al secarse, se crea
una lamina que será con la que empezaremos a trabajar. Si no disponemos de conejo, y no queremos
hacer sufrir a ningún animal de forma consciente, podemos comprar la cola de conejo –en bolas o
en laminas- en cualquier tienda de manualidades.
Vista del animal/ Piel desecada/lamina
de cola de conejo.
Bien. Ya disponemos de unas
cuantas cosas, pero todavía no hemos empezado a hacer nada. Lo primero que
tenemos que hacer es hidratar la cola. Para hidratar la cola cogeremos aprox
100 gr. De cola y 220 cc de agua, y lo dejaremos hidratar en frio durante
aprox. 24 horas. Utilizar este tiempo de espera para leer un libro.
Cola de conejo hidratándose/cola
Hidratada.
Después de 24 horas de espera, la
cola ya está hidratada, así que es hora de ponerla al baño maría, para obtener
cola al uso[14].
Con esta cola al uso, podemos empezar a darle una cuantas capas de imprimación
a nuestra tabla. Estas capas puedas darlas de cola al uso sin nada más, o
unirla con agua y alcohol en una proporción de 6-3-1. Nosotros se las dimos sin
juntarla con nada, variando capa de urdimbre con capa de trama. Le dimos
alrededor de 4 capas, dejando secar levemente entre capa y capa. Después de la
última nos fumamos un cigarro y esperamos un poco más.
Detalle de las capas de
imprimación.
Bueno, pues ya va cogiendo forma
esto que estamos haciendo. A continuación tendremos que preparar el yeso/estuco
sobre el que dibujaremos, para lo cual necesitamos la cal apagada. Cogeremos
parte de nuestra cola al uso y la pondremos al baño maría en una proporción de
1/8, es decir una medida de cola por 8 de agua. Cuando este todo bien mezclado,
empezamos a echar cucharadas de cal poco a poco, hasta que no se “moje” mas, y
nos quede una especie de yogur. Removemos lentamente en sentido de las agujas
de reloj, y si vemos que queda muy blando, echamos alguna cucharada más.
Nosotros hemos hecho la prueba con 10 cucharadas de postre sin copete. Es preferible
que nos quede primeramente una pasta blanda para darle las primeras capas, y
luego ir añadiendo. Lo dejamos al baño maria durante el tiempo que creamos
conveniente, y cuando tengamos una pasta parecida al yogur, empezaremos a darle
capas a nuestra tabla. (Nosotros hemos realizado esta acción manteniendo la
mezcla al fuego.)
Vistas de la pasta
Bien, pues empecemos a darle capas
a nuestra tabla. Recordad dar capas intercalando urdimbre y trama, es decir,
una vertical y otra horizontal, dejando secar entre capa y capa un tiempo
recomendable. Nosotros primeramente dimos como 4 capas en un periodo corto de
tiempo y fuimos ensanchando los tramos de imprimación, dando alrededor de 12/14
capas en total.
Vistas de imprimación. Primer y
segunda; quinta y sexta; novena y décima,…
Hemos decidido dar entre 12 /14
capas de estuco, pero según la madera y la pasta que os resulte, podéis darle
más o menos según prefiráis, pero que os quede una superficie de unos 5 mm de
grosor, ya que después tenemos que lijar.
A posteriori, habiendo dejado
secar la superficie un tiempo indeterminado –nosotros lo dejamos de un día a
otro- empezaremos a lijarla. Tener a mano papel de lija de diferentes grosores.
Empezad con el más grueso e id lijando con fuerza –si no está bien seco,
destrozareis las capas y la lija, palabra de errorista- e id cambiando de grosor de lija según vayáis viendo,
terminando eso sí, con las más fina, de manera muy suave, su su suave,.. ya que
sobre esa superficie, totalmente plana y lisa es sobre la que dibujaremos
nuestro diseño.
Lijado, o lijando,..
Si has llegado hasta este punto, Enhorabuena!!!, tienes una tabla recubierta de yeso la cual esta esperando que la
decores, así que dejando a un lado la tabla, nos pondremos con la realización
de los pigmentos.
Para los pigmentos, hemos
utilizado pigmentos naturales, en este caso uno de color negro, el cual lo
hemos juntado con cenizas del mismo color, quedándonos unos polvillos. Si el
resultado no es un polvo homogéneo, utiliza un mortero para hacerlo más
soluble. Cuando tengas el polvo resultante, y después de limpiar el mortero de
tu hermana/madre que has utilizado, quedándote como resultado un polvo negro
con un inquietante olor a ajo, empezaremos a dibujar.
Coge la tabla resultante, y con
un pequeño trozo de carboncillo –o cualquier otro medio que quieras utilizar-
dibuja lo que te venga en gana. Nosotros decidimos hacer una serie de líneas
paralelas para poder ver las diferentes capas de pigmentos que le vamos a dar.
En cuanto tengas el boceto del dibujo, volveremos a las tareas manuales.
Boceto.
Para la imprimación de nuestro
dibujo, hemos utilizado la técnica de pintura de clara de huevo[15],
utilizando para ello la clara de un solo huevo y uniéndolo con nuestro polvo de
pigmento que anteriormente hemos realizado. El resultado es un pigmento acuoso
de fácil imprimación.
Madre del huevo/ clara del huevo
con pigmentos.
Bien, pues ya tenemos todo lo que
necesitamos. Tenemos nuestra tabla con un dibujo bocetado, y nuestro pigmento a
la clara de huevo preparado. Pues empezamos a darle capas, dejando secar entre
capas, y realizando las pasadas cambiando orientación, tanto de urdimbre como
de trama. Nosotros dimos alrededor de 10
capas de pigmento hasta conseguir el aspecto deseado.
Capas de pigmentos.
Después de dejar secar y de
revisar nuestro dibujo, pudimos observar la obra terminada.
Vista de nuestra pintura sobre
tabla.
Bueno, pues aquí está el
resultado. Etimologicamente hablando, hemos realizado un dinámica de pintura
sobre tabla (¡), de una manera artesanal y con herramientas y materiales muy básicos.
Como comentamos en líneas anteriores, y más concretamente en la nota a pie de página
nº 7, al explicarnos a nosotros -supuestos entendidos en algo- la fabricación,
realización y tareas de conservación y/o de mantenimiento, nos dimos cuenta en
que, en lo más cotidiano, lo que hacemos todos los días, lo que parece mas normal para toda esa gente
que trabajan/trabajamos/hemos trabajado en un museo o centro de interpretación
o lugar con restos, eso que hacemos todos los días, casi de forma mecánica e
innata, con una pequeña explicación y las ganas de comunicarlo y enseñarlo,
puede convertirse en una forma de divulgación altamente recomendable.
Dinámica realizada. Pintura sobre tabla original /
recreación realizada.
Necesitamos y debemos realizar
tareas alejadas intrínsecamente de la mercadotecnia del mundo del arte y la
cultura. Necesitamos –y ahora más que nunca- divulgar, dinamizar, experimentar
y remover conciencias. Si una persona conoce los procesos de fabricación de una
obra, no solo de ella, sino del soporte o de los materiales a utilizar, así
como los procesos o mecanismos para su conservación o mantenimiento, parte del Binomio
del Trébol de la Gestión Cultural[16],
estará realizado y, lo más importante, será entendido.
Desde hace una temporada vemos
con agrado en nuestra ciudad diferentes iniciativas encaminadas a una difusión
y divulgación fuera de las estrechas miras conceptuales. De algunos ya hemos
hablado en anteriores entradas al blog, así que para no repetirnos, pondremos a
nuestros compañeros y amigos de Espacio
Almargen[17], La Malhablada[18],
o las iniciativas mediante pictojam´s de Tods
Essomos Arte[19],
por poner solo unos cuantos…..
El arte y la cultura está en
todos los sitios, no solo en los museos, y sus almacenes esconden mil y un “tesoro”. Existen obras que nunca han
salido de los fondos en los que se depositaron, y si preguntas por ellas,
siempre te dirán frases hechas –de 0,60 según nos comentan Ojete Calor[20]-
que no entran en el discurso de la colección, que no se actas para presentar, que
estamos esperando a un mejor momento, que el público no las entendería, bla,
bla, bla,…..pues hagamos algo nosotros para traducírselas.
Ayudad a A.(R)E.A. a traducir.
Estudió en BUP, sus recursos son limitados.
A.(R)E.A. -.Acción
(R)Evolucionaria Arqueológica.-
[1] Es que este tema es muy
recurrente, ¿Verdad, Pedro Carretero?
[2] http://pabloaparicioweb.blogspot.com.es/2014/04/la-pompeya-de-los-tontos.html
[3]
MOYA MALENO, Pedro R.; (2010): Grandezas y miserias de la Arqueología de
empresa en la España del siglo XXI. Complutum,
Vol. 21 (1): Pp. 12.
[4]
SEÑORAN, José Mª.; (2014): Recensiones: I Congreso Internacional sobre
Educación y Socialización del Patrimonio en el Medio Rural. (SOPA´13). Pp. 255-258. NAILOS Estudios Interdisciplinares de Arqueología nº 1. Enero 2014.
Oviedo.
[5] (RODRIGUEZ TEMIÑO, 2014). Cojo
tu testigo, Ignacio, y A.(R)E.A. hablará sobre ello. Seguro.
[6] Algo diré de esto en la comunicación
del JIA14. < http://jia2014.blogspot.com.es/p/programa-completo.html>
[7]
Para que la práctica fuera lo más fiable posible, utilizamos como manual el libro de DOERNER, Max; (1921): Los
materiales de Pintura y su empleo en el Arte. Barcelona. Ed. Reverte. S.A (5ª
Ed. 1994). Seguimos casi al pie de la letra las indicaciones que este autor
señala.
[8]
Aquí queremos agradecer la ayuda de Paula
Joaristi, restauradora del Museo de Salamanca, que nos ayudó con la
creación de esta dinámica y esperamos poder adecuarlo y realizarlo en algún
sitio. No puedo estarle mas agradecido por su charlas y sus respuestas a mis
singulares preguntas. Con todo lo que conlleva trabajar en esos zulos de
restauración que tienen nuestros museos provinciales, supongo que “mis cosas”
son como un soplo de aire fresco,.. -aunque produzca corriente. Gracias
reina!!!!
[9]
En este contexto, con la ayuda de la mencionada
restauradora, pudimos observar en el propio Museo de Salamanca, durante las
tareas de limpieza del techo de una de las salas, < http://www.turismocastillayleon.com/cm/turcyl/tkContent?pgseed=1077780623333&idContent=5492>
se encontraron una serie de piezas que no habían sido colocadas en el techo, y
las cuales estaban siendo conservadas por el servicio de Restauración del
propio museo. Al interesarnos por ellas, -las cuales tienen unos dibujos de
leones, castillos y motivos florales espectaculares- el servicio de restauración
del Museo nos explicó la forma, el proceso y la formación de las citadas
tablas. En ese momento, emocionado ante las explicaciones que no estaban dando,
decidimos que teníamos que hacer algo para enseñar esta parte de nuestro
pasado.
[10]
Esta primera parte podemos hacerla de manera industrial, es decir, con medios
mecánicos o utilizando medios tradicionales de carpintería. Si nos decidimos
por piezas de palés, realizar esta acción varias veces para obtener una
superficie de trabajo lo más limpia de impurezas posible. El palé es el nuevo
negro.
[11] Ningún animal sufrió en
la realización de esta dinámica.
[12]
Para la desecación de la piel, intentamos hacerla de la manera más natural
posible. Hicimos pruebas con 4 criaturas (teníamos comida familiar; en próximos
posts, os daré las recetas del conejo al ajillo y conejo adobado,..). Después
de desangrarlos, empezamos a despellejarlos, con la inestimable ayuda de una
persona que pilotaba, para poder obtener la piel en una sola pieza. Después de
obtener las cuatro pieles, se salaron con sal gorda y se tensaron en un marco
tipo. De las cuatro piezas obtenidas, solo llegaron 2 hasta nosotros, ya que
otras dos se las comieron dos mastines muy majos que tiene mi hermana. De las
dos que se salvaron, se rasparon para quitar la mayor parte de la superficie
salada y se introdujeron en una cazuela para cocerlos con una gran cantidad de
pequeños trozos de roble y taninos. Aprovechamos y cocimos unos cuantos huesos
y cráneos que teníamos en el coche. La cocción fue bien, los taninos hicieron
su labor y encima los cráneos cogieron un color oscuro muy bonito, en
contraposición a la coloración hiperblanca que tomaban las piezas dentales. Lo
dejamos reposar, pero se nos fue la mano con esta acción, perdiendo otra de las
pieles, quedándonos solamente una, la cual podemos apreciar en las fotos.
Estamos practicando, no nos echéis la bronca.
[13] Opus Cit. Pp.89.
[14]
Coger solo la que vayamos a utilizar. La restante la dejamos en alcohol y en el
frigorífico para su conservación. Suele durar mucho tiempo.
[15] Opus Cit. Pp. 91
[16] GARCIA HERNANDEZ, Juan I.;
(2012): Mea Culpa de un Arqueólogo de
Gestión. < https://www.academia.edu/3070711/Mea_Culpa_de_un_Arqueologo_de_Gestion>
< http://elfuturodelaarqueologia.blogspot.com.es/2012/04/capitulo-49.html>
[17] http://www.espacioalmargen.blogspot.com.es/
[18] https://www.facebook.com/lamalhablada.salamanca
[19]
todsessomosarte@hotmail.com