miércoles, 11 de enero de 2017

KV69


KV69

Con motivo de la celebración del Arqueonet2016, (http://congresoarqueonet.org/que-es/) en el MAN -o en el WOMAN según se mire- se celebraron una serie de mesas redondas relacionadas con el marketing digital aplicado a la Arqueología. Parte de nuestro equipo se traslado a la capital y participó en la mesa II: Medios de comunicación VS Patrimonio Histórico. Aquí el enlace a esta mesa (http://congresoarqueonet.org/actividades-planteadas/mesa-ii/). Recomendamos la visualización de todas ellas, y hacemos especial mención a la planteada sobre arqueología feminista, tema interesante y on fire. 


En vez de dejar mis conclusiones -que las dejare algún día- hemos preferido hacer un pequeño estudio arqueo-historiográfico, para ver y observar como ha cambiado el panorama. ¿Verdaderamente ha cambiado algo? Pues eso nos dimos cuentas. 
Si buscamos en la prensa sobre arqueología, casi siempre encontramos algo sobre piramides y similares. Y Buscando y buscando sobre el panorama en diferentes publicaciones, ¡Oh albricias! encontramos que en la publicación de Carter sobre Tutankhamon (que curioso) tiene un capítulo dedicado a los visitantes y periodistas, 
Y es curioso como desde el descubrimiento de la tumba en 1922, -convirtiéndose el hallazgo en uno de los mayores de la Historia- la relación del patrimonio con los visitantes y con los periodistas fue , no vamos a decir tensa, pero si delicada. Por este motivo, creímos necesario intercalar en el capítulo de Carter con noticias actuales, para observar si verdaderamente ha cambiado algo el panorama o si seguimos con las mismas dificultades desde hace casi 100 años. 
Pues aquí lo dejamos para uso y disfrute de los internautas y que opinéis sobre ello. 

Jalón y honor. Estratigrafía o muerte. ¡Otra arqueología es posible!

P.d: Creemos que es necesario que la arqueología sea crítica y postprocesualista, y sobre todo por parte de los mas jovenes, los cuales tienen que derrumbar los cimientos de la torre de marfil, Sino, nos convertiremos en meros constructores de espacios habitacionales en pladur de esa torre. 
¡Por una arqueología joven crítica!
https://www.change.org/p/comit%C3%A9-cient%C3%ADfico-jia-por-una-arqueolog%C3%ADa-joven-cr%C3%ADtica?recruiter=557753822&utm_source=share_petition&utm_medium=copylink


CARTER, Howard; (1954):
La tumba de Tutankhamón. Biblioteca de historia, 9. Ediciones orbis. S.A. (Trad. de Rosa Portell)
(Pp. 79-84).

9. VISITANTES Y PERIODISTAS.

Para la mayoría de los arqueólogos es sorprendente la creciente atención popular que recibe ahora nuestra ciencia.

El Ecce Homo de Borja ha recibido 140.000 visitantes desde que Cecilia lo «restauró»


En el pasado hacíamos nuestro trabajo felizmente, interesándonos por él, pero sin esperar que los demás expresaran algo más que una moderada cortesía al referirse a nosotros;

El hallazgo de restos arqueológicos retrasa las obras de la travesía de Jesús.


Los hallazgos arqueológicos ocasionan retrasos en las obras de Tabacalera


El hallazgo de restos arqueológicos en Santa Clara retrasa las obras de reforma de la calle


ahora, de repente, nos encontramos con que el mundo se interesa por nuestra actividad con una curiosidad tan intensa y ávida de detalles que se envían corresponsales especiales con crecidos sueldos para que nos entrevisten, informen de nuestros movimientos y se escondan tras las esquinas intentando sonsacarnos algún secreto.

"Arqueología con estereoides": el último gran secreto de Stonehenge


Los 10 mayores descubrimientos históricos y arqueológicos del 2015


Como dije, es un poco sorprendente, por no decir incomodo, y a veces nos preguntamos cómo y por qué se ha llegado a esta situación. Aunque nos lo preguntemos, creo que será bastante complicado contestar exactamente a esta pregunta. Supongo que cuando hicimos el descubrimiento, el público en general estaba inmerso en un profundo aburrimiento con las noticias de reconstrucciones, conferencias y mociones y buscaba ansiosamente un nuevo tipo de conversación.

Aparecen en Granada restos de la histórica Puerta de Bibrambla y muralla de la Medina Medieval



Donald Johanson, el descubridor de Lucy, en el Museo Arqueológico Regional


Por otra parte, la idea de un tesoro enterrado atrae a la mayoría.

El último viaje de la fragata mercedes. un tesoro cultural recuperado


Cualquiera que sea la razón, o razones, lo cierto es que cuando el Times publico la primera noticia, ningún poder sobre la tierra pudo protegernos de la publicidad que cayó sobre nosotros.

Los vecinos de Pedrosa de Tobalina denuncian el deterioro del peñón de la cascada de Pedrosa por la masificación


Las visitas al museo arqueológico y los dólmenes de Valencina se duplican en un año


Estábamos indefensos y tuvimos que arreglárnoslas como pudimos. El lado embarazoso del asunto nos alcanzó de manera inequívoca. Vinieron telegramas de todas partes del mundo. Al cabo de una o dos semanas las cartas empezaron a llegar, una auténtica avalancha de correspondencia que aún no ha terminado. Algunas de ellas eran realmente asombrosas. Empezando por cartas de felicitación, había otras con ofrecimientos de ayuda que iban desde hacer los planos de la tumba hasta ofrecerse como ayuda de cámara: peticiones de recuerdos, «unos granitos de arena de encima de la tumba serían recibidos con gratitud»,

Dos turistas roban un trozo de cornisa en Pompeya


fantásticos ofrecimientos de dinero, desde derechos para hacer películas hasta patentes de diseños de vestidos, consejos sobre el modo de conservar las antigüedades y los mejores métodos para apaciguar los espíritus malignos y los elementos, recortes de prensa, opúsculos, informes que pretendían ser chistosos, airadas denuncias de sacrilegio, pretensiones de parentesco, «sin duda usted debe ser el primo que vivía en Camberwell en 1893 y del que no hemos sabido desde entonces», etc. Durante todo el invierno cayeron sobre nosotros presuntuosas comunicaciones de este tipo, al ritmo de diez a quince por día. Tenemos un saco lleno de ellas y estoy seguro de que se podría hacer un interesante estudio psicológico si tuviéramos tiempo para llevarlo a cabo.

AYÁN VILA, Xurxo: (2015): Altamira vista por los españoles. JAS Arqueología S.L.U.

 ¿Qué puede uno hacer, por ejemplo, con la persona que pregunta solemnemente si el descubrimiento de la tumba arroja alguna luz sobre las supuestas atrocidades de los belgas en el Congo?

Restos romanos en canarias


Luego llegaron nuestros amigos los corresponsales de prensa que invadieron el Valle en grandes números y dedicaron todo su talento social ‒que era mucho‒ a hacer desaparecer cualquier resto de soledad o aburrimiento que el desierto hubiera podido producirnos.

Sin aglomeraciones


Es bien cierto que cumplieron a fondo con su deber, ya que cada uno se debía a sí mismo y a su periódico la obligación de obtener información diaria y los que estábamos en Egipto nos alegrábamos al enterarnos de que Lord Carnarvon había decidido poner la publicidad en manos del Times.

Manos privadas salvan el patrimonio histórico: ¿patrocinio altruista o mecenazgo comercial?

 


Otro aspecto embarazoso, y tal vez el más serio que nos trajo la fama, fue la fatal atracción que la tumba ejercía sobre los visitantes.

Visita la tumba de Cervantes



                                                                                                                                             
No es que quisiéramos hacerlo todo en secreto o que objetáramos a los visitantes como tales, de hecho hay pocas cosas tan agradables como ensenar nuestro trabajo a quien puede apreciarlo, pero al ir empeorando la situación pronto se hizo manifiesto que, a menos que hiciéramos algo para evitarlo, íbamos a pasar toda la campana jugando a guías turísticos y nunca conseguiríamos poder trabajar. Desde luego era un nuevo episodio de la historia del Valle. Siempre había habido turistas, pero hasta entonces había sido un asunto comercial y no una fiesta campestre. Con sus guías bajo el brazo habían visitado cuantas tumbas les permitía el tiempo o su dragomán, se tragaban apresuradamente la comida y salían corriendo para otro empacho de visitas en otro lugar[1].

7 paises en 7 días.


Pero este invierno, dragomanes y programas fueron olvidados y muchos lugares normalmente visitados permanecieron desiertos.

Las visitas al castillo se desploman un 90% por el cobro de entrada


La tumba parecía un imán. El peregrinaje empezaba a primera hora de la mañana. Los visitantes llegaban en burro, carro y coche de caballos y se disponían a sentirse en el Valle como en su propia casa por un día.

El turismo es peor para el patrimonio que las guerras


Sobre el límite superior de la tumba había una pared de escasa altura sobre la que tomaban asiento y se establecían, esperando a que ocurriera algo. A veces ocurría, más o menos a menudo, pero no parecía que fuesen a perder la paciencia por ello. Allí permanecían toda la mañana leyendo, hablando, haciendo calceta, fotografiándose el uno al otro o a la tumba, quedando satisfechos con poder dar una ojeada a cualquier cosa.

Dejan unas gafas en el suelo de un museo y muchos visitantes piensan que es arte


Siempre se producía una gran excitación cuando corría la voz de que iba a sacarse algo de la tumba. Ponían a un lado los libros o la calceta y sacaban un ejército de máquinas de fotografiar, enfocándolas hacia el pasadizo de entrada. A veces temíamos que la pared cediera y un montón de visitantes se precipitara dentro de la tumba.

La imparable ruina de Pompeya


Visto desde arriba debía de ser impresionante ver como extraños objetos, tales como los grandes animales dorados de los sofás, emergían gradualmente de la oscuridad hasta la luz del día. Los que los transportábamos estábamos demasiado pendientes de que cruzaran sanos y salvos el pasadizo para pensar en tales cosas, pero podíamos hacernos una idea de la impresión que causaba a los mirones al oír primero un silencio y luego una rápida sucesión de exclamaciones. Nada podíamos objetar a estos visitantes ocasionales que se contentaban con mirar desde arriba, y siempre que era posible sacábamos los objetos de la tumba sin envolverlos en atención a ellos. Lo más difícil de manejar era el gran número de gente a quien por una razón u otra había que mostrarles la tumba de arriba abajo. Esta fue una dificultad que apareció tan gradual e insidiosamente, que durante mucho tiempo no nos dimos cuenta del inevitable resultado, pero llego un momento en que el trabajo quedo totalmente paralizado. Al principio, como es natural, tuvimos las visitas de inspección de las autoridades competentes.

La arqueología también sufre el sesgo político


Para los políticos, la arqueología y la cultura están en segundo plano


Estas fueron siempre bien recibidas.

Derribada la estatua de Franco colocada en el Born de Barcelona


También nos alegrábamos de la visita de otros arqueólogos.

Una pelea entre dos egiptólogos se esconde tras los hallazgos en la tumba de Tutankamón

Las peleas entre Turquía y Austria castigan Éfeso

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/09/10/actualidad/1473511977_363572.html

Tenían derecho a ver la tumba y nos encantaba poder ensenarles todo lo que había por ver. Hasta aquí todo estaba bien y nada hubiese ocurrido. El problema empezó con las cartas de recomendación.
El presidente de EU recorre la zona arqueológica más famosa de la capital griega, que fue cerrada al público con motivo de su visita; funcionarios del Ministerio de Cultura sirvieron como guías

http://www.excelsior.com.mx/global/2016/11/16/1128537

Hubo centenares de ellas, escritas por nuestros amigos ‒nunca habíamos notado antes cuantos teníamos, por los amigos de nuestros amigos, por gente que tenía relación con nosotros y por los que no tenían ninguna. También las había por motivos diplomáticos, escritas por ministros o autoridades locales.

Italia cubre estatuas de desnudos durante la visita del presidente de Irán


No hay que olvidar las escritas por el propio beneficiario, algunas requiriendo sin más que se les ensenara la tumba, otras mostrando con gran claridad e ingenio cuan irrazonable seria rehusar el hacerlo. Una persona avispada incluso llego a interferir la llegada del mozo de telégrafos e intento convertir la entrega del telegrama en una excusa para entrar. El deseo de visitar la tumba se convirtió en una obsesión para los turistas y en los hoteles de Luxor la cuestión del modo de hacerlo y posibilidades se convirtió en un tópico de conversación. Los que habían visto ya la tumba alardeaban abiertamente de ello y para muchos que no lo habían hecho, conseguir una introducción por cualquier medio llego a ser un asunto de honor personal. La cosa llego a tal extremo que algunas agencias en América anunciaban viajes a Egipto con el único propósito de ver la tumba.

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Todo esto, como puede imaginarse, nos ponía en una difícil situación. Había visitantes a quienes teníamos que admitir por razones diplomáticas y otros a los que no podíamos negárselo sin ofenderles seriamente, no solo a ellos sino a la tercera persona que había escrito la recomendación. ¿Dónde había que poner el límite?

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Turismo en Barcelona


Desde luego había que hacer algo, ya que, como he dicho, el trabajo estaba detenido la mayor parte del tiempo. De vez en cuando lo solucionábamos escapándonos. Diez días después de abrir la puerta sellada llenamos de nuevo la tumba, cerramos el laboratorio a piedra y lodo y desaparecimos por una semana.

Madrid cierra su Museo de Historia por no renovar a tiempo al personal



Así conseguimos un poco de respiro. Cuando regresamos decidimos dejar la tumba enterrada irrevocablemente y tomamos la norma de no permitir visita alguna al laboratorio. Toda esta cuestión de los visitantes es un asunto delicado. Ya hemos tenido muchas discusiones acerca de ello, y se nos ha acusado de falta desconsideración, mala educación, egoísmo, rudeza y otras muchas cosas, así que tal vez sería conveniente explicar los problemas que comporta.

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Son dos. En primer lugar, la presencia de visitantes crea un serio peligro a los objetos mismos, un riesgo que nosotros, responsables de ellos, no podemos dejarles correr. ¿Cómo podría ser de otro modo? La tumba es pequeña y está llena de gente y antes o después ‒ya ocurrió más de una vez el año pasado‒ un paso en falso o un movimiento apresurado por parte de un visitante puede dañar irreparablemente una pieza.

Destruye obra de arte por tomarse una selfie


No es culpa del visitante, ya que no sabe ni puede saber la posición exacta o el estado de cada objeto. Es culpa nuestra por permitir que este allí.

Muere un turista despeñado mientras se hacía una foto en Machu Picchu

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/06/30/actualidad/1467273427_003028.html

Los daños arqueológicos que deja el Rally Dakar en Chile

http://www.uchile.cl/noticias/109110/los-danos-arqueologicos-que-deja-el-rally-dakar-en-chile

Lo malo es que cuanto más interesado y entusiasta es el visitante, hay más posibilidades de que sea la causa del daño: se excita y en su entusiasmo hacia un objeto es muy capaz de retroceder, pisando o derribando otro. Incluso sin dañar directamente los objetos, el paso de grandes grupos de visitantes remueve el polvo, lo cual ya es suficiente para perjudicarlos.

Turistas matan a un delfín por hacerse un selfie


Este es el primer peligro y el más evidente. El segundo lo constituye la pérdida de tiempo que representan las visitas, que con ser menos aparente, en cierto modo es aún más grave. Todo ello le parecerá muy exagerado al visitante individual, ya que, ¿quién pensara que la media hora empleada por este pueda afectar una campana de trabajos? Es cierto en cuanto a su media hora, pero ¿qué hay que pensar de los otros nueve visitantes o grupos de visitantes que vendrán el mismo día? Con un simple cálculo puede verse que él y los otros han ocupado cinco horas de nuestro día de trabajo. De hecho es mucho más de cinco, ya que en los cortos intervalos entre visitantes es imposible ponerse a hacer nada importante. Todo un día se ha perdido para todo propósito y objetivo. Ahora bien, en la pasada temporada hubo días en que el número de visitantes llego a ser de diez, y si hubiésemos accedido a todas las peticiones, evitando toda posibilidad de ofender a nadie, no habría habido día en que no pasaran de los diez.

El Patronato de Altamira abre la cueva a visitas controladas



En otras palabras, hubiera habido semanas en las que no habríamos hecho nada en absoluto. Tal como fueron las cosas el invierno pasado, dedicamos a los visitantes la cuarta parte de nuestra campana de excavación. Como resultado tuvimos que prolongar nuestro trabajo a la estación calurosa durante un mes más de lo que habíamos planeado, y el calor que hace en el Valle en el mes de mayo no es cosa que pueda contemplarse con ecuanimidad resultando lo menos apropiado para llevar a cabo un buen trabajo. Sin embargo, había algo más importante que nuestros inconvenientes: todo esto representaba un auténtico peligro para los mismos objetos.

Graves destrozos en unas pinturas rupestres declaradas Patrimonio Mundial



Las antigüedades son frágiles y muy sensibles a cualquier cambio de temperatura, debiendo ser tratadas con mucho cuidado.

El daño irreparable a la máscara de oro de Tutankamón se produjo el pasado octubre


En este caso el contraste entre la atmosfera constante de la antecámara y la temperatura variable del exterior y la sequedad de la tumba que usábamos como laboratorio era muy apreciable y algunos de los objetos lo acusaron.

El traslado del mapamundi a otra sala con menor temperatura dentro del museo naval le ha causado graves desperfectos



Era de extrema importancia que pudiéramos aplicar materiales de conservación lo antes posible y en algunos casos debíamos estudiar el tratamiento más conveniente con experimentos que había que controlar con mucho cuidado. Es evidente que el peligro de interrupción era continuo y creo que no hay que insistir más en este aspecto. ¿Qué pensaría un químico si se le pidiera que dejase un experimento delicado para ensenar su laboratorio? ¿Que sentiría un cirujano si se le interrumpiera en medio de una operación? ¿Y que diría el paciente? Y ya no es necesario pensar que diría un hombre de negocios ‒me gustaría saberlo‒ si recibiera diez grupos de visitantes en una sola mañana, esperando cada uno que les mostrara su oficina.
Y, sin embargo, el derecho de la arqueología a recibir un poco de consideración es tan grande como el de cualquier otra forma de investigación científica o incluso ‒¿me atreveré a escribirlo?‒ el de la sagrada ciencia de hacer dinero. ¿Por qué por el simple hecho de llevar a cabo nuestro trabajo en regiones remotas en vez de hacerlo en el tumulto de la ciudad se nos ha de considerar groseros si nos oponemos a constantes interrupciones? Supongo que la verdadera razón es que, en opinión de la gente, la arqueología no es un auténtico trabajo.

La Indiana Jones del espacio que descubre tesoros con un satélite


Excavar es una especie de divertimiento de turista a lo grande, llevado a cabo con el dinero del excavador, si es lo bastante rico, o con el de otras personas si uno puede persuadirlas de que se asocien a él y todo lo que tiene que hacer es disfrutar de la vida en un magnifico clima invernal y pagar a los nativos para que le encuentren las cosas.

Hacen de su hobby una empresa que fabrica drones



Arqueología como hobby



En gran parte, el arqueólogo aficionado, el que rara vez hacer nada por sí mismo y que la mayoría de las veces está ausente cuando se hace el descubrimiento, es el responsable de esta opinión.

Arqueología sexy.




La vida de un excavador serio es, a menudo, monótona y, como espero poder demostrar en el próximo capítulo, tan dura como la de cualquier otro miembro de la sociedad. He escrito sobre este asunto más de lo que pretendía, pero en realidad se trata de algo muy serio para nosotros. En esta tumba se nos presenta una oportunidad, como no la ha tenido ningún arqueólogo, pero que hemos de aprovechar al máximo ‒y si dejamos de hacerlo mereceremos el justo desprecio de las futuras generaciones de arqueólogos, de proclamar que es absolutamente esencial que nos dejen trabajar sin interrupciones.

Nadie defendió el Born en 1991


No sería lo mismo si los que nos visitaban hubiesen sentido alguna inclinación hacia la arqueología o hubiesen tenido algún interés en ella. A la mayoría les atraía solamente la curiosidad o, lo que es peor, querían visitar la tumba porque es lo que estaba de moda.

Turismo de lujo


Cualquier cosa por 20 millones de euros.


Querían poder hablar largamente acerca de ello a sus amistades o alardear ante turistas menos afortunados que no habían podido conseguir una recomendación.

Turismo para ricos


Pueden imaginarse algo más enloquecedor que conceder media hora de tiempo precioso a un visitante que ha pulsado toda clase de teclas para lograr ser admitido, en un momento en que uno está inmerso en un problema difícil y luego oírle decir en voz bien audible mientras se marcha: «Bueno, después de todo no hay gran cosa que ver»?

La exposición sobre Dalí del Reina Sofía, históricamente la más visitada en Madrid


La exposición de El Bosco es la más visitada de la historia del Prado


Esto sucedió el invierno pasado y más de una vez. En todo caso, en la próxima temporada los turistas tendrán mucho menos que ver. Sera completamente imposible entrar en la cámara funeraria, ya que cada centímetro estará ocupado por andamios y el traslado de la capilla pieza por pieza será una operación demasiado delicada para permitir interrupciones. En el laboratorio pensamos ocuparnos de un solo objeto cada vez, que embalaremos y enviaremos en cuanto hayamos terminado con él. En el Museo de El Cairo está expuesto el contenido de seis cajas llenas de objetos y con toda humildad hemos de suplicar a quienes visiten Egipto que se contenten con esto y con lo que puedan ver desde fuera de la tumba y que no se empeñen en entrar en ella. Los que están verdaderamente interesados en la arqueología serán los primeros en darse cuenta de que la petición es razonable.



El estudio del CSIC concluye que Altamira no debe abrir


Los demás, los que consideran la tumba como una atracción turística y Tutankhamon como un simple tópico de conversación, no tienen derechos en este asunto y no merecen consideración alguna.

Revilla quiere abrir Altamira a Obama


Sean cuales fueren nuestros descubrimientos en esta campaña, esperamos poder ocuparnos de ellos dignamente, como debe ser.

El pinchazo de la burbuja inmobiliaria dejó al sector sumido en una crisis sin precedentes en España, con infinidad de yacimientos sin excavar y miles de arqueólogos en paro que ven a la disciplina «prácticamente desaparecida


¿Estudiar arqueología o NO estudiar arqueología?






[1] (…)…la cuestión es que el visitante es una persona completa, no un simple mecanismo humano que busca algo de comer y se marcha seguidamente”. (TILDEN:1957:85).